

Por: Por el Doctor Maurizio Mondoni /Traducción al español por Carlos Fernando García
El instinto de la competencia
En los niños, la actividad deportiva es organizada siguiendo el modelo heredado de los adultos, de hecho, se organizan mini-campeonatos, se distribuyen medallas y títulos y se establecen clasificaciones, como en los grandes, pero el niño no es un adulto en miniatura.
El sacrosanto "instinto de competencia" no es tan intangible como muchos imaginan, además, los psico-pedagogos se han enfrentado en este campo durante décadas.
Decimos simplemente que el deseo de enfrentarse a los demás aparece a una edad temprana, alrededor de los dos o tres años. En cambio, el instinto de competencia no parece un pasaje obligado de los juegos infantiles a los juego-deporte de la niñez, porque no está visceralmente ligado a la naturaleza humana.
Entonces, ¿Es necesario prohibirlo? ¡Segúramente no!
Es cierto que el hecho de enfrentarse agrega algo más al placer de jugar y estar juntos.
La organización de una competencia bajo la autoridad y la dirección de un árbitro, se manifiesta como un buen medio para integrar funciones como el juego limpio, el respeto a los oponentes y las reglas del juego.
No sirve a ningún propósito el prohibir la competencia para el niño, con el pretexto de que es demasiado frágil psicológicamente para lidiar con el estrés de la confrontación, es importante, sin embargo, restringir su importancia.
Desde nuestro punto de vista, el acceso al deporte de alto nivel, tiene que imponer límites de edad (14-15 años como mínimo, en relación a las diferentes disciplinas deportivas).
En términos de salud, la práctica muy intensa de un deporte en la infancia, suele estar relacionada con trastornos del desarrollo.
Los resultados de una importante encuesta realizada por la Sociedad Francesa de Pediatría, mostraron que más del 90% de los 3500 pediatras encuestados, atribuyen múltiples virtudes a la actividad motriz y a la práctica deportiva, pero el 75% de estos mismos pediatras, cree que la alta competencia es perjudicial antes de la pubertad. Para aclarar, se teme que el niño vaya más allá de sus límites fisiológicos, que no son los mismos de los adultos.
En esta perspectiva, el papel del educador, del instructor, del entrenador, de los maestros, de los dirigentes y de los padres, no se debe, por cierto, subestimar en lo absoluto,
El niño, por desgracia, a menudo no posee la capacidad real para establecer con ellos una cierta distancia, está completamente bajo su influencia, que a veces puede ser desastrosa y causar daños impresionantes.
Lo mismo ocurre con el Minibasket, que no debe ser exclusivamente el trampolín de lanzamiento para convertirse en grandes campeones de baloncesto, sino una experiencia formativa, educativa para todos, ¡incluidos los talentos!
En cuanto a los "talentos", se olvida a menudo una fase importante del desarrollo: "a veces el niño, aunque bueno, tiene ganas de no hacer nada."
En cambio se les explota, se les enseña la técnica de manera precoz (tan sólo emergen los mejores), se les exprime y luego, cuando no ganan más, se hace que abandonen y se buscan otros y el ciclo continúa.
Numerosos investigadores han demostrado que, a veces, el jugar y el "no hacer nada", son fases importantes para la construcción del carácter y la personalidad del niño.
Es necesario desconfiar de aquellos que abandonan demasiado a menudo el aspecto lúdico, por opciones inmediatas de rendimiento.
¿Cómo es el niño fisiológicamente?
En relación con el adulto, el niño posee poca capacidad de almacenamiento de combustibles a nivel del hígado y los músculos. El niño es rápido, explosivo, pero no es resistente. Es peligroso empujarle demasiado pronto a este tipo de esfuerzos.
Es absurdo que los niños sean sometidos a largas sesiones de entrenamiento, porque no tienen gran capacidad de adaptación en el plano metabólico y son perjudiciales las consecuencias de la repetición de fases de hipoglucemia.
Por debajo de los 14-15 años, es necesario evitar proceder a lo que los entrenadores llaman "entrenamiento lactácido", que consiste en repetir una serie de esfuerzos breves e intensos, a fin de mejorar la capacidad del organismo a soportar una acidificación de sus tejidos y de la sangre.
Este tipo de entrenamiento es ineficaz e inadecuado en niños. Es muy importante saber que un niño está naturalmente limitado en este tipo de esfuerzo, debido a la limitación de una enzima clave de la glucólisis, la fosfo-fructo-quinasa (PFK); prácticamente es incapaz de producir mucho ácido láctico. Por deficiencia de ciertos péptidos (carnosina y anserina), elementos esenciales de la "capacidad amortiguadora", el niño se encuentra desarmado para hacer frente a estos incrementos de ácido, que pueden llegar a dañar sus células.
El porcentaje de todos estos elementos aumenta después de la pubertad, por lo tanto no se debe someter a los niños a entrenamientos lactácidos.
Es un hecho que los niños no pueden trabajar en resistencia, pero pueden jugar por largo tiempo si aquello que hacen les interesa y les causa curiosidad.
No podemos llamar preparación atlética para el niño que practica el Minibasket al trabajo de educación y desarrollo de las habilidades motrices, debemos llamarla juego-atletica. los niños deben jugar a fortalecerse y a tonificarse (con el balón y con pequeñas herramientas), mientras se divierten.
El crecimiento de la musculatura
Otro elemento clave que diferencia al niño del adulto tiene que ver con su sistema hormonal. Los andrógenos (testosterona y sus derivados) son sustancialmente menores en el niño hasta la pubertad.
No favorece a nadie forzar la naturaleza y lanzarse en un programa de entrenamiento con elásticos, cargas y trabajo pliométrico: al hacerlo se corre el riesgo de frustrar o lesionar al niño. Las hormonas del crecimiento están presentes durante todo el periodo de la infancia, pero no tienen el mismo papel anabólizante que tienen en los adultos.
¡La hormona del crecimiento sirve principalmente para el crecimiento!
Varios estudios han demostrado que la hormona de crecimiento (como también otras hormonas secretadas por el eje hipotálamo-hipofisario) se da bien con la actividad física y deportiva.
"El niño crece en la noche," es en los momentos de descanso que esta hormona se secreta, por lo que un niño que practique deporte debe dormir bastante (8-10 horas de sueño) en un día.
La actividad física y deportiva demasiado violenta y que supera un cierto grado de agotamiento, actúa de manera estresante, inhibe la hipófisis y por lo consiguiente el aumento de estatura.
La facilidad de aprendizaje
El niño posee un aprendizaje motor muy superior al de los adultos (edad de oro de la receptividad). En términos de memoria cinestésica, se estima que el período más favorable para el aprendizaje está entre 11 y 12 años; esta es la edad en la cual todo se pone en su lugar y en la que el niño adquiere una "motricidad deportiva"
¡No antes! Primero se deben crear las bases sobre las que se trabajará posteriormente.
Un niño que ha practicado correctamente el juego-deporte del Minibasket en este período, estará listo antes para practicar el baloncesto a nivel juvenil. Se debe poner cuidado a la transición del Minibasket en menores de 13 años, ya que es precisamente en este momento donde se registra un porcentaje bastante alto de deserciones.
Las disciplinas deportivas acíclicas, simétricas, de tipo anaeróbico-aeróbico, que necesitan de una gestualidad muy técnica, como Minibasket, deben ser enseñadas durante este período, en lugar de los deportes, principalmente determinada esencialmente por el desarrollo de las capacidades motrices, pueden esperar hasta la pubertad.
La solidez del aparato óseo
El crecimiento óseo es una especificidad del niño; el crecimiento se realiza por medio de cartílago en los extremos de los huesos (cartílagos de conjugación). El deporte genera presiones que serán estimulantes hasta cierto límite, luego de dicho límite se causan traumatismos.
Los huesos de los adultos son "duros", mientras que los del niño se pueden deformar bajo el efecto de constricción y de entrenamientos pesados.
El niño deportista debe beneficiarse de una asidua vigilancia ortopédica y debe elegir por si mismo la disciplina deportiva que quiere practicar, después de haber jugado al deporte (horizonte deportivo).
Algunas veces, la práctica de un deporte causa de manera precoz vicios arquitectónicos del aparato articular, por lo que es importante proponer una actividad multilateral al inicio (movilizar para después fortalecer) y desarrollar más adelante las capacidades y habilidades motrices.
Las proporciones del cuerpo
El análisis de las curvas de crecimiento y de morfología, en relación a las diversas edades, demuestra que todos los elementos del esqueleto no crecen de manera uniforme. Durante la pubertad el tronco crece más rápidamente que las extremidades inferiores, la pelvis se ensancha más en las niñas, así como hay una mayor proporción de masa grasa en las chicas.
Por lo tanto, en nuestra opinión, una especialización y tecnificación demasiado precoces son poco recomendables.