Por: Por el Doctor Maurizio Mondoni /Traducción al español por Carlos Fernando García

Muy a menudo vemos niños con teléfonos inteligentes en sus manos antes de que siquiera puedan hablar: ¿Cuáles son las consecuencias?

Hay cada vez más casos de retrasos en el lenguaje entre los más pequeños, una gran pobreza del vocabulario acompañada, en contraste, con un exagerado uso de los gestos.

Pero si por un lado hay retraso en el lenguaje atribuido al mal uso de los celulares y teléfonos inteligentes, el problema se recrudece por una falta de desarrollo motor, tanto que algunos niños no pueden jugar a la pelota, no pueden correr, no son capaces de montar bicicleta, y este es un gran problema ligado a la inmovilidad del vídeo-juego. El desarrollo motor y el desarrollo del lenguaje están estrechamente relacionados.

Cuando comen, la mayoría de las veces los niños no ven siquiera lo que comen, porque tienen el juego en su teléfono inteligente frente a sus ojos y, distraídos, no se dan cuenta de la comida que toman sus padres o incluso lo que ellos mismos comen.

Según algunos expertos, pasar demasiado tiempo frente a una pantalla puede provocar cambios en la estructura cerebral de los niños similares a los que se producirían en una persona dependiente de las bebidas alcohólicas. Esta es una afirmación muy inquietante que debería llevar a los padres a intentar limitar en sus hijos la dependencia de los vídeo-juegos.

Pero a la vista de estos problemas, ¿Qué hacen los padres?

Enfrentar a los padres es cada vez más difícil, prueban mil excusas para justificar los malos hábitos que transmiten a sus hijos, los dejan jugar para que no molesten, fallando a la función educativa.

¿Soluciones?

¡Más actividad motriz, más juegos al aire libre, más curiosidad y menos teléfono inteligente!