domingo 22 de diciembre de 2024 - Edición Nº222

Por: Por el Doctor Maurizio Mondoni /Traducción al español por Carlos Fernando García

Desde el punto de vista anatómico-funcional, el cuerpo humano no presenta diferencias significativas entre sus mitades izquierda y derecha, mientras que existen diferencias significativas en el cerebro y también en la organización funcional del Sistema Nervioso Central.

Es sabido que el hemisferio izquierdo está en conexión motriz y sensitiva con la parte derecha del cuerpo y el hemisferio derecho con la parte izquierda.

Además de esta subdivisión "de área", existe una subdivisión y, mejor aún, una especificidad funcional de los dos hemisferios, en consideración al hecho que, para ciertas funciones, uno ejerce un papel prominente en el otro.

Al hemisferio izquierdo le competen funciones lógico-lingüísticas y el pensamiento analítico, de hecho controla la escritura, el lenguaje, la lógica y utiliza un modo de pensar lineal, mientras en el hemisferio derecho están localizadas las funciones viso-espaciales, imaginativas, musicales y el pensamiento intuitivo-sintético (controla las emociones, la creatividad, la imaginación, la conciencia espacial y utiliza un modo de pensar holístico).

Estas dos partes del cerebro son perfectamente complementarias y esto determina una organización extremamente racional y eficiente del trabajo.

Lateralización y desarrollo del niño

La lateralización es el proceso de expresión de la dominancia hemisférica que inicia alrededor de los 3-4 años de vida y lleva a cada individuo a desarrollar dos hemisomas: el derecho y el izquierdo, iguales y simétricos entre sí.

A nivel corporal se manifiesta mayor fuerza, mayor cantidad de energía (tono), en uno de los dos lados del soma respecto al otro.

El proceso de lateralización termina alrededor de los 7-8 años con la adquisición del conocimiento de sí mismo y la conciencia de su propia lateralidad.

La lateralidad es la conciencia del lado derecho e izquierdo y el uso privilegiado frecuente de un hemisoma respecto al otro (ojo-mano-pie del mismo lado). La estabilización de la lateralidad llega ya a los 4 meses, mientras que para otros a los 4-5 años, época del periodo terminal de mielinización.

La interiorización de la lateralidad llega más tarde y está conectada a niveles estructurales, organizativos y cognitivos más evolucionados.

La lateralidad representa la consecuencia directa de la dominancia hemisférica y su desarrollo se establece progresivamente en el curso de la infancia y se impondrá con las experiencias de complejidad creciente que el niño tendrá.

El desarrollo de la lateralidad está estrechamente conectado con las fases del desarrollo motor, con la maduración de sistema nervioso y con la organización de la percepción de sí mismo, del espacio y del tiempo.

En el desarrollo ontogenético, los primeros meses de vida están caracterizados por una dominancia  subcortical, expresada en la prevalencia de actividad refleja automática.

A partir de los 2-3 años, los niños experimentan habilidades motrices en cuanto empiezan a utilizar preferiblemente un miembro inferior (patear el balón, saltar en un pie, etcétera), adquiriendo en consecuencia una mejor organización del equilibrio.

En este periodo, después, la utilización con mayor frecuencia de instrumentos adecuados para un fin, en particular los instrumentos gráficos, imprime un preciso impulso evolutivo en el sentido de lateralización.

Del tercer año en adelante, el diseño es para el niño una representación de la realidad percibida, esto hace parte de procesos simbólicos y de la síntesis espacial que indica una mayor especialización del hemisferio dominante.

Entre los 4 y los 5 años el niño adquiere la presencia de los dos hemi-lados, pero no le ha llegado la lateralización definitiva: el uso de la mano no es definitivo sino alternante. El niño tiene la necesidad de probar, de experimentar, de sentir sensaciones, de confrontar primero con una mano y después con la otra mano, antes de establecer definitivamente el uso dinámico y funcional de ambas, como sucederá alrededor de los 6-7 años.

La estructuración espacial es seguramente una dimensión que beneficia a la lateralización y con la actividad gráfica el niño interioriza y toma conciencia de la dominancia lateral, esto es decir, confiere importancia a un lado del cuerpo y al espacio que le es cercano.

A los 5 años el chico está en la capacidad de discriminar sus dos lados del cuerpo, aunque no sepa dominarlos de manera precisa.

De los 6-7 años, con el inicio de las obligaciones escolares, se afirma gradualmente la lateralización definitiva.

El proceso de lateralización es también fundamento (junto a la precisión y a la coordinación óculo-manual) la consolidación de la escritura, por su forma de organizarse en el espacio de la hoja y también del aprendizaje de la lectura.

Los diversos tipos de lateralidad

La consolidación de la preferencia lateral, a nivel de mano, pie, ojos y oídos, representa un plano de perfecta organización de la dominancia hemisférica cerebral, que se realiza tanto con la preferencia diestra, como con la preferencia izquierda.

Al interior de estos dos extremos es posible distinguir diversos casos en los cuales la lateralidad no es tan clara. Veamos más en detalle las diversas lateralidades en el sujeto:

  • Lateralidad diestra o izquierda completa: En el caso en el que el sujeto utiliza la mano, el pie, el ojo y el oído de un mismo hemisoma.

  • Lateralidad mixta o dominancia cruzada: Por ejemplo dominancia derecha para la mano e izquierda para el ojo (esto conlleva una dificultad de coordinación óculo-manual, y después de los esquemas grafo-motriz y viso-perceptivos).

Para distinguir los diversos tipos de lateralidad, haremos referencia a la dominancia manual, para la cual tendremos:

  • Los diestros, que representan la mayor parte de los individuos, tienen una dominancia hemisférica izquierda, en concordancia con la función verbal.

  • Los zurdos, que tienen una dominancia hemisférica derecha, pero en lo que atañe a la función del lenguaje puede ser izquierda. el hecho de ser zurdo no debe ser considerado patológico, sino fisiológico, aunque conlleva dificultades para adaptarse a instrumentos hechos para los derechos.

  • Los zurdos contrariados, que son los sujetos zurdos que, por prejuicios sociales y errores educativos son constreñidos a utilizar la mano diestra. Esto se presenta particularmente al momento de ingresar a la escuela primaria y puede presentar, a decir de varios autores, problemas del lenguaje (escrito y hablado) y en la esfera afectiva y de comportamiento, toda vez que el niño es obligado a re-adaptar sus procesos neurológicos, rompiendo un equilibrio consolidado, y luego a reestructurar su lateralidad.

  • Un último tipo de lateralidad son los ambidiestros, que pueden utilizar indistintamente partes del cuerpo homólogas. esto, en el plano funcional, es visto como un privilegio, pero desde el punto de vista psico-motor puede ser un síntoma de una faltante o indecisa lateralidad y de una no muy clara dominancia cerebral. De hecho, la indecisa lateralidad está presente  transitoriamente en los primeros meses de vida, pero puede ser también el resultado de una condición de zurdo contrariado o, en algunos casos, de encefalopatías, con repercusiones en el campo del aprendizaje y de la vida relacional, además “el uso de las dos manos está presente en los niños con mayor frecuencia y es probablemente que se deba a la destreza necesaria para el uso de los computadores y los videojuegos.

A nivel motor y deportivo

A nivel motor y deportivo es importante que los profesores e instructores eduquen y desarrollen progresivamente la utilización de ambos lados del cuerpo, sobre todo en la enseñanza de los juego-deportes colectivos (Minibasket, Minifútbol, Minivolei, Minirugby y otros), en función de la gestión del espacio, del tiempo y de la organización espacio-temporal, teniendo presente que de los 6-7 años, con el ingreso a la escuela primaria, se afirma de manera gradual la lateralización definitiva.

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