lunes 23 de diciembre de 2024 - Edición Nº223

Mundo Mondoni | 26 oct 2024

EL CEREBRO (III)

Aprender a ser osado en el juego


Por: Por el Doctor Maurizio Mondoni /Traducción al español por Carlos Fernando García

En la actividad motriz y en el juego, por lo consiguiente también en el Minibasket, se pueden correr algunos pequeños riesgos, estos momentos de incertidumbre y situaciones de precariedad. todo esto ayuda a "crecer”.

El niño, en estos casos, aprende a tolerar y a controlar el ansia y el miedo y conoce como debe comportarse en estas situaciones; todo esto implica un crecimiento de la personalidad y establece un cambio.Un cambio que pone al niño en condiciones de ser capaz de afrontar la incertidumbre y el ansia de manera confiada.

El niño optimista y orientado a la acción, aprende a reaccionar ante la dificultad, pensando casi inmediatamente el sistema para resolverla.

A través del movimiento y el juego, se ofrece a los niños oportunidades para aprender a controlar los centros emotivos del cerebro (el sistema límbico y la amígdala) y de este modo, adquirirán estrategias para mantener funcionando los centros ejecutores del cerebro (los lóbulos pre-frontales), incluso cuando se presentan la ansiedad y el miedo.

Todo esto no es sólo un hábito de comportamiento, se hace incluso orgánico. El sistema nervioso es modelado y organizado en respuesta a los estímulos ambientales, por lo que tienen gran importancia las estrategias para enseñar a los niños adecuadamente la educación motriz y el juego.

La neuro-motricidad

Luego de haber reconocido la necesidad de poner en curso la energía motriz es necesario entender de qué manera empezar.

Si deseamos hacer actuar al niño, partiendo de sus sensaciones emotivas, debemos activar la dominancia del hemisferio cerebral derecho, porque sabemos que gran parte de las potencialidades del cerebro son utilizadas en este hemisferio, gracias a su mayor facilidad de reacción.

Como está estructurado el cerebro

El cerebro ha sufrido muchas evoluciones desde el primer homínido hasta el hombre contemporáneo. A las partes más antiguas (amígdala, sistema límbico), que están situadas en la parte más interna y oculta del cerebro, se han unido y superpuesto poco a poco varias capas, hasta llegar a la corteza cerebral (córtex), que es la parte más nueva, la que que diferencia al hombre de los animales.

Podríamos comparar el cerebro del hombre de hoy a una cebolla donde, quitando las distintas capas, llegamos a la parte del cerebro desde el que parte el desarrollo cognitivo del género humano.

El cerebro del hombre de hoy es diferente en forma y capacidad al del cerebro del lejano antepasado y gracias a esta evolución, cada parte de la corteza cerebral responde a una función específica.

Este sistema cerebral, así de complejo, está estructurado como un conjunto de cajas chinas interconectadas –que pueden ser más o menos desarrolladas, ya sea por la dotación genética, o por el ejercicio y el aprendizaje– en los diversos individuos.

¿Por qué dos hemisferios?

La característica del cerebro humano es la subdivisión de la corteza cerebral en dos hemisferios unidos entre sí por un cuerpo calloso.

El hemisferio derecho está conectado a la parte izquierda del cuerpo y el hemisferio izquierdo está vinculado al lado derecho del cuerpo.

Trabajos recientes afirman que los dos hemisferios no son anatómicamente idénticos y cada hemisferio tiene su propia propensión funcional.

Las investigaciones, llevadas a cabo utilizando sofisticadas herramientas computarizadas, han revelado que la parte izquierda del cerebro es más hábil en su capacidad para desarrollar operaciones lógicas, lenguaje (estrategias de tipo intelectual: la aritmética, ajedrez), mientras que la parte derecha controla las emociones, las habilidades artísticas (la música, el baile, la pintura) y la percepción espacial (estrategias de tipo creativo).

El cerebro tiene una estructura simétrica, con ambos hemisferios dotados de áreas motrices y sensoriales en colaboración, pero algunas funciones intelectuales se limitan a un hemisferio (por ejemplo, el lenguaje).

Cada hemisferio posee funciones diferentes.

Las funciones del hemisferio izquierdo son:

  • racionalidad

  • madurez

  • pasión

  • memoria numérica

  • conocimiento de las reglas

  • lógica (método inductivo, método deductivo, análisis lógico, gramática)

  • pensamiento lineal (una frase a la vez)

  • búsqueda lógica de una solución con deducción final

  • formalización del lenguaje

  • creatividad

  • capacidad artística

  • capacidad visual

  • percepción del ritmo de una canción

  • intuición

  • ideas

  • imaginación

  • visualización general de un programa

  • capacidades espaciales

Las funciones del hemisferio derecho son:

  • irracionalidad

  • seriedad

  • fantasía

  • memoria para las imágenes

  • matemática

  • capacidad verbal

  • hechos lógicos

  • deducción

  • análisis

  • sentido práctico

  • orden

  • percepción de la letra de las canciones

  • percepción de los pequeños detalles

  • formas

  • ritmo

  • intuición

  • síntesis

  • originalidad

  • observación de lo extraño

  • humor

  • pensamiento sintético

  • empatía

El hemisferio derecho es responsable de la reducción de las referencias espacio-temporales, de la prevalencia de las funciones representativo-emotivas y de la atención no específica. Gracias a este hemisferio, podemos comprender en su totalidad los contextos, las estructuras y configuraciones complejas.

En este hemisferio el lenguaje está poco desarrollado y la comunicación se da por simbolismos y analogías. Es el hemisferio de las imágenes, la música y la geometría, de la cual parten las grandes intuiciones de nuestra vida.

El hemisferio izquierdo está  encargado de la atención crítica y analítica y contiene la lógica racional y controlada de nuestra mente. es la sede de las representaciones semánticas, fonéticas y de sintácticas del idioma.

Si el hemisferio izquierdo asocia la información sobre la base de las memorias precedentes, el hemisferio derecho percibe el significado del contenido, su originalidad y lleva a la memoria las nuevas informaciones, integrándolas con los recuerdos anteriores. Por ejemplo, si tenemos los ojos vendados y percibimos un estímulo auditivo, activamos en gran parte la zona cerebral del hemisferio izquierdo (estamos tratando de recuperar en la memoria cuál es el origen del sonido). no obstante, cuando escuchamos música, hacemos trabajar el hemisferio derecho.

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